Ya hemos comenzado la temporada de chimenea. Son esas tardes maravillosas que aunque oscurece pronto, te apetece estar en casa. Desde nuestro gran ventanal, vamos viendo la caída de la tarde y como los animales se preparan para la noche. Frente a la chimenea, tumbados en la alfombra y acompañados por nuestro Pepe jugamos y disfrutamos. Es en ese momento cuando se me viene a la memoria mi abuelo Francisco "El Sordo", que nos reunía a todos los nietos y nos preparaba unas "rebaná" de pan de campo enormes, con manteca colorá procedente de la matanza de días anteriores. Qué tiempos!!!!!!!!!. Supongo que de ahí me viene el amor por las chimeneas, soñaba con tener la mía cuando viviera en el campo. Seguramente Pepe cuando sea mayor recordará estas tardes al calor del hogar.
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