Cada tarde, mi niño Pepe y yo, damos un paseito por los alrededores de nuestro campo. Me encanta el ritmo pausado que lleva, deteniéndose en cada vida minúscula o cualquier otra cosa que observe. Sin querer interferir mucho en su mundo, poco a poco le voy enseñando nombres de plantas, animales y todo cuanto se nos cruza en el camino. El otro día, fuimos recogiendo pequeños tesoros que nos brindaba la naturaleza, caracoles vacíos, palitos, restos de cerámicas con colores maravillosos, cortezas....... Pepe alucinaba, sus ojos reflejaban entusiasmo y emoción por nuestro botín. Cuando llegamos a casa, orgulloso de lo que traía, fue inmediatamente a enseñárselo a su querido Papi, Fernando. Haremos un móvil colgante con los palos y los caracoles. En definitiva, reciclaremos como hicimos con las ollas antiguas.
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