Aunque no lo parezca, han pasado seis meses desde que nuestros pollitos, estaban bajo el calor maternal. Su madre, los protegía cuidadosamente del frío y de cualquier otra posible amenaza. Esta camada junto con la otra que también nacieron por esa fecha, han hecho "pandilla". Todos juntos, de un lado para otro, compitiendo por algún grano, bichito o trozo de pan y verdura. Siempre hay alguno que se queda un poco "retrasado", el chiquitillo del grupo. Con un aspecto de indefenso, pero resultando ser todo un superviviente en esta carrera de la vida. Concretamente, la pasada tarde Pepe y yo, lo observábamos. Resaltaba su gran pico y cabeza, parecía que el cuerpecito se lo habían colocado de forma provisional, totalmente descompensado, era para verlo!!!!!.
En medio de toda la alegría que nos da verlos cargados de vitalidad, no podemos dejar de acordarnos, de los últimos episodios que hemos vivido estas semanas. Las gallinas ponedoras, entre ellas la madre de este pollo, han ido desapareciendo de forma misteriosa. Cansados de buscarlas por los alrededores, y sin rastro alguno, la conclusión a la que hemos llegado, es que ha sido obra de los "bichos montunos", algún zorro o sobre todo algún meloncillo, seguramente al alba, cuando empiezan a picotear por los alrededores fuera de nuestro cercado, y donde nuestros perros no pueden hacer nada por ellas. No dejan rastro de plumas ni nada, verdaderos maestros. Lo cierto es, que sólo nos quedan dos gallinas de las viejas, y la esperanza de que al menos han dejado descendientes, y que todo forma parte del ciclo de la naturaleza al que estamos totalmente ligados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario