Su mirada, es un fiel reflejo de todo cuanto ha vivido. La adoptamos al poco tiempo de venirnos a vivir al campo, queríamos tener otro perro y de paso nuestra perra Lola tendría compañía.
Nuestro vecino nos informó sobre su paradero y que los dueños querían darla. Aún recuerdo cuando fuimos a recogerla, ilusionados y felices de saber que podíamos darle calidad de vida.
La historia de mi Wendy, comienza en un día de verano que se perdió de sus dueños originales y fue entonces cuando comenzó su andadura de un dueño a otro, días perdidos en las playas, multitud de heridas, meses amarrada a un árbol sin movilidad, etc.....Todo lo vivido se tradujo en secuelas importantes en el animal, leishmania, temor sobre todo al género masculino, deseos de escapar del lugar, poblemas al masticar, no ladraba ( seguramente habría recibido algún castigo al hacerlo), no sabía lo que era jugar con otros perros, en definitiva, falta de vida.
Pues bien, comenzamos a tratarla con medicamentos, homeopatía, paciencia y sobre todo con mucho cariño, los resultados eran asombrosos.
Lola, dado su carácter de excesiva protección hacia nosotros, no dejaba de castigarla físicamente, hecho que con el tiempo y con mucha dificultad hemos logrado corregir.
Hoy por hoy Wendy está perfectamente, con un carácter conciliador, tranquilo y sobre todo segura de si misma. Siempre esta pendiente de mis movimientos y ahora a los de Pepe. El siempre la llama "Windi, windi" y ella acude con la mayor de las alegrías.
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