Tras la mala semana que hemos tenido por el campito, con nuestro levantito azotando día y noche, nuestra huerta ha sufrido muchísimo. Hemos reforzado los riegos, y todas las labores que pudiesen ayudar a su pronta recuperación. Pues a pesar de todo, hemos tenido frutos que han sobrevivido a estas inclemencias del tiempo, verdaderos héroes. Este precioso tomate, nos demuestra una vez mas que no hay nada como las semillas autóctonas, adaptadas al medio y como no, llenas de sabor. Procede de la variedad antigua, que nos dio nuestro vecino Manolo. Las guardaremos para la próxima cosecha, ya que es un hermoso ejemplar. Pesa casi un kilo y por una parte, esta "rajao", se dice que es de la salud que tiene.
Recuerdo que por estas fechas (hace ya unos cuantos años) un grupo de amigos del pueblo, decidimos organizar una degustación de variedades de tomates autóctonos, en medio de la plaza. No hubiese sido posible sin la colaboración de nuestros amigos de la Coop. La Verde de Villamartín, ellos llevaban muchos años trabajando en la recuperación de semillas. Pudimos contabilizar, más de 40 variedades, rojos, verdes, amarillos, redondos, forma de corazón, de botella, etc. Fue tal el éxito, que la experiencia se trasladó a otros lugares, y cada año la repetíamos.....
Dicen que los grandes logros, tienen sus comienzos en las bases, pues nada, continuaremos nosotros con nuestra huertecita e intentando conservar ese patrimonio agrícola. Mientras tantos, que mejor que prepararse un tomatito aliñao como lo
hace mi padre, con ajito, un poco de pimienta, sal , aceite y vinagre,
"delicatesse rural".
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