Como cada tarde, entre muchas de las tareas cotidianas que tenemos que hacer, se encuentra la de darle grano a nuestros pollos, gallinas y pavos.
Enseguida, Pepe se prepara y se dispone a coger la ración de granos que le caben en su pequeño puño. Muy cuidadosamente, lo abre y contempla como se llena de cereales, para luego inmediatamente cerrarlo, apretando fuertemente.
Es el momento de hacer su llamada particular a los animales, que andan todavía revoloteando por el campo, en busca de algún insecto despistado o lombriz.
Muchos de ellos, ya esperan en la puerta de acceso, por lo que cogen el primer turno. Pepe le encanta ver, como corren e incluso se tropiezan y se caen encima uno de otros, termina riéndose por las piruetas que se acontecen.
Una vez concentrado el grupo, Pepe comienza a esparcir pequeñas porciones de grano, con el cuidado de que más de un pollo, ha intentado arrebatárselo de su propia mano. A veces, en su intento de dárselos después del mismo suelo, las gallinas y los pollos, se van asustados, algo que Pepe no comprende y termina correteándolos.
La verdad, que es otro de los muchos momentos del día, que te confirman lo maravilloso que es, vivir en el campo.
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