martes, 4 de septiembre de 2012

Levantera

 Llevamos casi una semanita en compañía de este viajero incansable, el viento de levante. Con días más suaves y otros que  mejor sería no salir de casa.
En esta zona es un viento predominante, donde es frecuente que  de vez en cuando nos haga una visita. Siempre se dice, que se cuenta por días impares, es decir, que si al tercer día no se ha ido, se queda hasta el quinto y así sucesivamente.
El campo al igual que nosotros, lo sufre en cierta medida, dependiendo de la intensidad que tenga. Muchos frutos de la huerta, que aun cuelgan de sus ramas, se caen sin remedio. Las gallinas y los pollos, no saben donde meterse, y apenas se atreven a caminar unos pasos, por temor a que el viento las arrastre al "quinto pino". En nuestro almendro, se refleja el castigo que sufren algunos árboles a lo largo de su vida, condenando a la parte que está orientada al Este a no crecer.
Nuestros perros, permanecen resguardados en cualquier rinconcito del campo, son los que mejor controlan eso, puro instinto. Y nosotros, vamos saliendo segun la necesidad, y en pequeños intervalos, cuando parece que da un pequeño descanso.
Como todo, tiene sus partes buenas y malas. Cuando está suavecito, no es del todo molesto y además ayuda al transporte de semillas y favorece la polinización a grandes metros de distancia. Y cuando esta más fuertecito, contribuye a que nuestro molino de viento genere  más energía.
Nos guste o no nos guste,  forma parte de nuestras vidas y tenemos que aprender a convivir con él.


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