Cada tarde, cuando llega la hora de regar nuestras macetas, Pepe va en busca de otro de los utensilios indispensables, su regadera azul. Esta junto con su gorro, pala, rastrillo, forman su kit campero.
A la espera de que yo se la vaya llenando de agua, va seleccionando las plantitas que quiere regar. A veces a las pobres, me las "medio ahoga", pero en general se le da bien.
Es un momento de relax y contemplación, pues tras un día caluroso, refrescamos las losas del sombrajo y propiciamos detrás un descanso en los silloncitos.
Pepe disfruta muchísimo, porque como cualquier niño termina "chorreando". La verdad, que todavía las tardes son calurosas y lo permiten, ya cuando llegue las deseadas aguas del cielo, tocará otro elemento fundamental, las botas de agua.
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