Esto es tan solo una pequeña muestra de como el campo, ya necesita de un "golpe de agua". Tras un invierno seco, y un verano con altas temperaturas acompañadas de viento de levante, la tierra ya no tiene "jugo". El paisaje se tapiza de un color amarillo, y te traslada una sensación de sequedad extrema.
Uno de los mayores indicadores son las chumberas, sus palas están arrugadas, por el esfuerzo en apurar la ultima reserva de agua que posee. Es digno de valorar, que incluso en estos casos, la planta para nada renuncia a su meta vital, la producción de frutos, unos exquisitos higos chumbos. Esta variedad, son de los que no tienen espinas y además son rojos y más dulces que los otros, aunque su duración es mucho menor.
El crecimiento de los árboles también ha sido menor, condicionado a la escasez de la misma.
Afortunadamente, seguimos teniendo agua para el gasto de la casa, para nuestros animales y para la huerta.
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