Estas preciosas mazorcas son el resultado de aquellas semillas de maíz "colorao" que en su día sembramos en la huerta. Estábamos muy ilusionados con la idea de continuar conservando esta variedad local.
A pesar de que las plantitas han sufrido un verano con periodos de fuertes calores y azotando el viento de levante algunos días, con mucha intensidad, al menos hemos podido recoger algunas. Parte de ellas, las guardaremos para la próxima siembra y lo sobrante irá para nuestras gallinas.
No nos cansamos de mirar cada grano, sus tonalidades son muy peculiares, que van desde el tono amarillo, al anaranjado, culminando en el rojizo. Los hortelanos antiguos, dicen que es precisamente esa pigmentación, la que le da a la yema del huevo, un color más naranja.
Lo cierto y fijo, es que estamos muy contentos del maizal que hemos tenido, que ha contribuido a enriquecer la huerta, ha hecho de cortavientos y sobre todo, nos ha deleitado con el hermoso sonido que emiten sus hojas, cuando el viento las acaricia.
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