Hace unos días, en las tareas propias de preparación de la huerta, concretamente cuando estábamos volteando el estiércol, para luego arrojarlo a la tierra de cultivo, nos sorprendió un diminuto visitante. Nos acercamos con mucho cuidado, para no dañarlo ni molestarlo demasiado, y pudimos hacerle esta foto, era una preciosa musaraña.
Ante nuestros ojos, teníamos a este peculiar mamífero, que no dejaba de asombrarnos tanta belleza y perfección. Pepe estaba nervioso al ver ese animalillo. Con un pelaje sumamente suave, un hocico que no cesaba de olfatear lo que le rodeaba, y unos minúsculos ojitos. Pensábamos que en estas fechas tendría una actividad menor, pero en absoluto, gozaba de una vitalidad asombrosa, saltando y correteado. No deja de ser un animal beneficioso para la huerta, pues dentro de su dieta cotidiana, estas los caracoles y algunas larvas, por lo que su presencia es de agradecer.
Tras dejarla nuevamente en el lugar que la encontramos, y ver como rápidamente salia corriendo, Pepe y yo sonreíamos, uno por ver tan gracioso personaje y otro en mi caso, por tener la suerte de poder ver las maravillas de la naturaleza y que mi hijo las disfrute.