Después de un otoño e invierno lleno de agua, donde ha llovido hasta la fecha un total de 790 litros, en cuanto hay pequeños respiros, salimos a dar una vuelta.
La tierra está que ya no puede absorber más agua, a lo mínimo que llueve, se hacen charcos. Las plantitas continúan en un letargo, que empiezan ya hacer mella en su crecimiento. Los perros, las gallinas y los pollos, se les ve cara de aburrimiento y con ganas de que termine ya estas lluvias y el sol empiece a calentar. Los patos son los únicos que están disfrutando de este panorama, porque aunque nuestra pata está ya incubando sus huevos, de vez en cuando asoma la cabeza.
En cuanto a nuestros árboles, empiezan a tener los primeros indicios de que la primavera está a la vuelta de la esquina, aunque muy tímidamente, ya que el viento y las fuertes lluvias, pueden romper esos pequeños brotes verdes. Lo que si es cierto, que esta estación que ahora nos viene, será un verdadero espectáculo de vida, deleitándonos de colores y olores.
Por nuestra parte, aprovechamos al máximo, las pequeñas pausas que nos brinda el temporal, donde con botas y chubasquero a cuesta, salimos a dar un paseo. Pepe, como cualquier niño, los charcos le apasionan y le hacen volar su imaginación, pequeños barcos piratas que navegan en él, un cocodrilo que nada en su superficie e intenta atraparlo o puentes que hay que atravesar. Parece que no somos los únicos que se aventuran a salir, los pajarillos, ven una oportunidad de poder atrapar a algún insecto, y sobre todo con cánticos celebrando el solecito.