Todo comenzó el pasado jueves. Nuestra gallina "la inglesa", tras nacer uno de los pollitos de los 12 huevos, abandonó a los 11 restantes, sin haber eclosionado. Inmediatamente pasamos al plan B, "nuestra magnífica mantita eléctrica "( por cierto, vamos a patentar este método de incubación) y su correspondiente cajita de cartón. Tras unas horas, y como por arte de magia empezaron a nacer, primero cuatro, luego dos, tres, de varios colores, negritos, amarillos, mezclados....... no dejan de sorprendernos !!!!!.
Llegado el sábado teníamos tres huevos en la caja, dos que no se oía absolutamente nada y un tercero, que no paraba de "piar". Este ultimo empezó a romper el cascarón, y estuvo hasta el domingo, sin cambios. Al observarlo detenidamente, nos dimos cuenta que la membrana que lo envolvía, estaba prácticamente entera, es decir, había roto la cáscara pero seguía envuelto. Optamos por "ayudarlo un poquito" y por fin, el pobre pollito culminó la aventura. Dado que estuvo mucho tiempo en esa posición, tenía el cuello torcido y un ojito cerrado. Tras limpiarlo con manzanilla y recuperar la postura, lo incorporamos inmediantamente a su familia. Quizás por el agotamiento, por el tiempo que había estado con nosotros....fue introducirlo en el corral, y quedarse apartado del resto. Como ya era de noche, y temiendo que a la mañana siguiente hubiese muerto de frío, nos lo llevamos nuevamente a casa. Paso la noche con nosotros, en su mantita, y recuperando fuerzas.
Al otro día, cuando lo vimos más animado lo llevamos nuevamente a su madre, y fue todo un éxito.
Pues nada, ya tenemos a la familia al completo, con el pequeñajo y once hermanos más, donde el mayor es un pollito de "pescuezo pelao", que va de "chulito por el corral".
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